A raíz del artículo publicado la semana pasada “¿Fue una decisión acertada que Cesc lanzara el penalti?” , uno de nuestros lectores nos dejó el siguiente comentario:
“Al leer esteartículo me ha venido a la cabeza el penalti que, hace unos cuantos años, no quiso lanzar Bebeto. Era el minuto 88 del último partido de liga. Si el Depor lo metía ganaba la liga. Si fallaba, no. El tirador habitual, Bebeto, se “arrugó”. Se ofreció a lanzar Djukic, defensa. Erró y ganó la liga el Barcelona. ¿Cómo maneja un entrenador esa situación? ¿debe decidir él quién tira o dejar que tome la responsabilidad de ganar o perder la liga un tirador nada habitual? Si tenéis oportunidad, me gustaría saber vuestra opinión sobre una situación de ese tipo. Saludos y enhorabuena por la web.”
Además de dar las gracias a nuestro seguidor por el comentario, nos ha parecido lo suficientemente interesante como para merecer un artículo sobre el tema.
En equipos profesionales del nivel que hemos estado hablando, como son el Depor, o la Selección Española, creo que todos podréis estar de acuerdo en que el nivel que pueda tener cualquier jugador de la plantilla, incluidos los porteros, es más que suficiente para poder llevar a cabo la tarea de lanzar un penalti, al margen de que pueda haber alguno más capacitado que los demás, pero no queriendo esto decir que los demás no den el mínimo exigible para poder hacerlo. En nuestra experiencia al respecto, pese a lo que pudiera parecer desde la visión del aficionado, en pocas ocasiones nos hemos encontrado con entrenadores del más alto nivel que decidan siempre quién es el jugador que va a lanzar un penalti. Durante la semana en los entrenamientos, siempre hay una serie de futbolistas que ensayan los tiros a puerta desde el punto de penalti, y prácticamente entre ellos se va creando un orden o un hábito a la hora de hacerlo.
Desde el modelo del “liderazgo situacional”, se estudia la figura del líder y el papel que ha de desempeñar, variando en función de la fase de desarrollo o de madurez en que se encuentre el equipo de personas que esté a su cargo y bajo su responsabilidad.
Hay cuatro fases o estilos de liderazgo en función del dominio que exista sobre la tarea por parte de los deportistas.
- Las fases 1 y 2, son denominadas de CONTROL y SUPERVISIÓN, y deben liderarse de esta forma cuando el conocimiento o dominio de la tarea es muy bajo.
- Las 3 y 4 se llaman de ASESORAMIENTO y DELEGACIÓN. En estas el equipo está maduro, está formado, y podría resultar contraproducente controlar y supervisar tareas para las que ya están más que preparados.
Un buen líder, debe ser capaz de discernir, en qué fase se encuentra su equipo, para aplicar la cantidad de apoyo o dirección necesaria en cada momento.
Los estilos directivos no son en sí ni buenos ni malos, sino “oportunos” o “inoportunos”: a cada fase de desarrollo de las personas corresponde un estilo, que les permita madurar y enriquecerse profesional y personalmente.
Volviendo al ejemplo que comentábamos anteriormente, desde el punto de vista psicológico la tarea de lanzar penaltis a estos niveles se encuentra normalmente en fase de DELEGACIÓN. ¿Creen ustedes que hay algún jugador en la “Roja” en quien no se pueda “delegar” esta tarea?
En el caso del Depor en aquella ocasión, y siempre dando una visión desde el punto de vista psicológico, es preferible que lance el penalti un jugador “mediocre” tirando penaltis, pero seguro de sí mismo en ese momento, a que lo haga un “especialista” con la más mínima duda. Si el balón hubiese entrado, como podría haber sido con una probabilidad muy alta, seguramente nadie se habría planteado lo acertado o no de la decisión.
Podríamos decir, en la búsqueda de la excelencia, que el mejor Líder sería aquel que consiguiese dirigir siempre adaptando el estilo adecuado al nivel de dominio que su equipo tiene de cada tarea.
Joaquín Valdés
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.