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Si preguntamos a entrenadores, con muchos años de experiencia en categorías menores, la mayoría nos dicen que la inmadurez de los deportistas se ha cronificado. ¿Qué significa esto? Que los deportistas de ahora maduran más tarde y tardan más tiempo que los anteriores al boom de las redes sociales. Estamos hablando de la generación Z, aquellos jóvenes nacidos a finales de los 90 y principios de los 2000. No es sólo en el ámbito deportivo, también los maestros pueden dar fe de estas impresiones

¿Qué es madurar?

1. Saber lo que NO quieres.

2. Saber lo que quieres.

3. Conocer el precio de conseguir lo que quieres.

4. Ser consciente del precio que supone, en todo momento.

5. Resistencia a la frustración por no conseguirlo cuando se espera lograrlo. Que el umbral de sufrimiento sea mayor que el dolor soportado.

6. Tener la habilidad de actualizar en la memoria, en el momento de debilidad, la razón por la que superarlo y que ella nos relativice ese sufrimiento.

7. Y, la más importante: en caso de que el individuo no logre su objetivo, aun manteniendo intacta su motivación y esfuerzo, que éste sea capaz de encontrar un objetivo paralelo que este camino de automotivación y autodisciplina le haya facilitado lograr (también llamada en psicología “sublimación”). Por ejemplo, conocer a personas que te den la oportunidad de ser entrenador, vislumbrar oportunidades profesionales que nunca hubiera tenido opción sin ese camino elegido, conocer lugares donde desarrollar una vida feliz o conocer a las personas más importantes de tu vida.

¿Cuál es la diferencia con generaciones anteriores? La educación. Ese déficit educativo, que va rebotando de un polo a otro: desde la hiperprotección hasta la anarquía.

Es el deporte de competición una herramienta clave para reconducir esta inmadurez, propia de eternos “Peten Pan”, por un factor clave: sobreponerse a una derrota, a un error, a haber dado todo lo que uno cree tener y que no haya sido suficiente y, aun así, volver a la siguiente jugada, o al siguiente día de entrenamiento con la idea de intentarlo de nuevo.

Para evitar que el deportista caiga en un continuo ensayo-error ha de desarrollar el factor psicológico en sus 4 variables clave: motivación, autoconfianza, atención y autocontrol de la activación. Así como completar su trabajo en los otros tres pilares del rendimiento con el factor psicológico como elemento común potenciador: la parte psicológica de la técnica (el esquema corporal y la visualización), la parte psicológica de la táctica (la toma de decisiones) y, por supuesto, el factor psicológico en el rendimiento físico (la capacidad de soportar el dolor físico y el agotamiento, y el control físico del estrés).

Reflexiona y cuéntanos: ¿Te consideras maduro para rendir al máximo y tener una carrera deportiva larga? ¿Cuál ha sido la clave?

Te esperamos en nuestro Programa de Entrenamiento Psicológico por Videoconferencia de Futboldecabeza.com para la temporada 2020/21.

Contacta con nosotros enviándonos un correo con tus consultas y preguntas a contacto@futboldecabeza.com

AUTOR: José Ángel Caperán

Psicólogo deportivo

Equipo Futboldecabeza.com

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