Quiero entrenar con un psicólogo deportivo

El odio como energía para ganar

En una ocasión Cristiano Ronaldo manifestó lo siguiente: "me gusta ver el odio en los ojos de la gente".

Hoy queremos invitarte a analizar qué perfil de jugador, o de entrenador, es capaz de reconvertir la emoción más negativa que se puede sentir hacia alguien en una fuente de energía.

No todos los jugadores ni entrenadores son capaces de transformar el odio en energía, sólamente unos pocos lo consiguen y evitan que les destruya.

Desde siempre se educa a los jugadores para evadirse de las presiones externas, muchos ni siquiera siguen la prensa deportiva ni están al tanto de quién ha ganado qué y, muchas veces, no quieren saber nada que no sea útil para el próximo partido, a saber: estadísticas, futuros cruces, comentarios de unos y de otros o el recuerdo de experiencias pasadas que la prensa utiliza para dar contenido a la imperiosa necesidad de "lanzar" un titular periodísico diferente cada día.

Hoy los jugadores profesionales y, en general, todos el mundo del fútbol, utilizan las redes sociales de forma masiva y, además, los patrocinadores no ven con buenos ojos que sus futbolistas sean ajenos y, por lo tanto, invisibles, al circo mediático que diariamente se celebra en los medios.

Por lo tanto, es muy difícil que un jugador, que necesite aislarse para no ponerse presión, que necesite rodearse de cariño y apoyo en el desempeño de su trabajo, pueda lograrlo de forma estable. Tal vez sí cuando juegue en casa y, siempre y cuando, esté disfrutando de una racha de buen juego y, por supuesto, buenos resultados. Pero lo frecuente es, a lo largo de toda una temporada, recibir críticas, algunas muy hirientes, aguantar la expresión de emociones negativas de forma continuada, incluso de aquellos que hace poco tiempo le alababan  y, a pesar de ello, obligarse a jugar al máximo de su potencial.

El psicólogo deportivo ha de brindar su asesoramiento y técnica al jugador para que pueda racionalizar esas situaciones y transformar en instrucciones de mejora las críticas, en indiferencia el ataque gratuito y en adrenalina la provocación (de manera que aumente considerablemente el umbral de esfuerzo, la explosividad y la resistencia). Esto último lo logran, sin ayuda, aquellos jugadores seguros de sí mismos, autónomos e, incluso, narcisistas, que transforman la crítica y el odio en satisfacción de la necesidad de protagoniso y acaparación de toda la atención.

Sin embargo, todos somos humanos. Cuando coinciden los ataques con momentos donde la seguridad en sí mismos está dañada, y esta situación se prolonga en el tiempo, y el jugador no percibe la atención necesaria por parte de su equipo/entrenador/club, este jugador (o el entrenador que tenga este estilo) puede llegar a hundirse igual que el común de los mortales, pero no por sucumbir a las críticas sino por falta de reconocimiento (visto como exaltación de su figura) suficiente para subsanar el daño a su ego.

Responde:

¿En qué transformas la presión? ¿Eres de los que se crecen ante las críticas o de los que se hunden?

José Ángel Caperán

futboldecabeza.com

 

 

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