El fútbol y, en general, todos los deportes de equipo, tienen un poder de influencia en el individuo del que, muchas veces, éste no es consciente. Casi imperceptiblemente el jugador acaba imitando gestos técnicos, ritmo e, incluso, muecas de esfuerzo en el rostro tanto de compañeros como de rivales. El jugador tiene mucho de camaleón, tanto para bien como para mal, acomoda su juego al estilo que le rodea.
Es sumamente frecuente que el mejor partido de la temporada del último clasificado sea, precisamente, con el primero y para éste sea, cómo no, el peor. Uno sube el nivel y el otro lo baja. Lo mismo ocurre en el tenis y en cualquier otro deporte en que uno compite directamente contra otro (no tanto en el atletismo, la gimnasia, el ciclismo, el piragüismo o la natación, donde, principalmente, uno compite contra sí mismo).
La competencia es la llave para sacar a la luz el talento futbolístico que tiene el jugador. ¿Cuál es el principal enemigo de la expresión del talento? Pues el miedo a fallar, a perder. Sin embargo, cuando uno se rodea de jugadores de alto nivel, no le queda más remedio que correr riesgos porque, de lo contrario, no estará a la altura. Es decir, se convierte en una obligación arriesgarse y, si uno tiene talento, acaba abriendo el tarro de las esencias.
Aunque es más fácil decirlo que hacerlo. El trabajo del psicólogo deportivo con el jugador, que ha de llevar al límite su potencial para alcanzar el nivel que se le exige, se centra en dos aspectos:
- Superar el miedo al riesgo.
- Y, paralelamente, entrenar el control de la ansiedad y la sobremotivación que experimente el jugador que toma riesgos, para conseguir una ejecución técnica perfecta.
Si un jugador tiene talento es fácil que lo exprese, incluso que cree altas expectativas entrenamientos y partidos donde no tiene gran presión. Sin embargo, el talento auténtico, el único que cuenta, es aquél que es inmune a la presión, que es capaz de expresarse, con total naturalidad, hasta en el lanzamiento de un penalti, a lo Panenka, en el último minuto del descuento en una final de un mundial.
El psicólogo deportivo es el facilitador de la expresión del talento.
José Ángel Caperán
futboldecabeza.com
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