Quiero entrenar con un psicólogo deportivo

La frustración de los «llaneros solitarios»

Hay dos clases de competidores, los que compiten contra sí mismos y los que compiten contra todo el mundo. Los primeros buscan una superación personal, batir sus propias marcas y llegar a rendir con todo su potencial; los segundos son deportistas cuyo principal combustible es su ego engrandecido por la admiración, e incluso la envidia, de los demás, sin importar que éstos sean rivales, periodistas, aficionados o sus mismos compañeros de equipo.

En este segundo caso se sitúan jugadores como Cristiano Ronaldo. Este perfil puede empatizar bien con una parte de los aficionados, no mayoritaria pero sí muy ruidosa, que identifica ese ansia de reconocimiento constante con una mal entendida “garra”. Estos jugadores tienen una características psicológicas más propias de deportes individuales, como el tenis o el boxeo, y suelen tener problemas de trabajo en equipo cuando ello significa perder reconocimiento individual y personalizado.

En estos casos es papel del entrenador ajustar los egos y los objetivos individuales a los objetivos del equipo y al llamado “ego colectivo” que no es más que la media de todas las motivaciones individuales del equipo. Si un jugador tiene motivaciones individuales muy separadas de la media del grupo comenzará a cuestionarse su membresía en el equipo.

José Ángel Caperán

futboldecabeza.com

 

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