Muchos niños tienen el sueño de ser una estrella del deporte. Muchos tienen una técnica envidiable o un físico óptimo y, sobre todo, una motivación inquebrantable. Con estos tres elementos muchas personas de las que rodean al niño, como la familia o los entrenadores, lo señalan como un probable crack “si todo va bien y el mundo es justo”. Todas las personas que educan a los pequeños deportistas deben tener muy presente que el potencial deportivo no dependen únicamente del talento técnico o del físico o de, simplemente, desearlo mucho. Estos elementos, técnico, físico y motivación, son sólo tres pilares de los siete que condicionan el logro del máximo potencial deportivo de un competidor. El deportista debe lograr la excelente en los 7 pilares, y no sólo en tres. ¿Cuáles son los 7 pilares* del rendimiento óptimo?
En función del deporte unos tendrán prevalencia sobre otros, pero todos, absolutamente todos, deben estar desarrollados y por eso es sumamente difícil llegar a ser deportista de élite y, sobre todo, mantenerse:
- MOTIVACIÓN: ¿Por qué quiero ser deportista profesional? ¿Es suficiente motivo para el esfuerzo y sacrificio que requiere?
- TÉCNICA: buena coordinación psicomotriz, facilidad para interiorizar los movimientos técnicos y realizarlos con exactitud y flexibilidad siendo capaz de adaptarlos a cualquier posición del cuerpo de partida. Se suele cometer el error de identificar talentos deportivos y extrapolar su éxito futuro sólo a partir de la valoración de este pilar. Debemos tener claro que si el deportista sólo tiene desarrollado este pilar no se va a diferenciar de un mero malabarista del balón, de la raqueta, etc, es decir, un Harlem Globertrotter.
- FÍSICO: en función del deporte prevalecen una cualidades sobre otras: fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad. Así como las cualidades importantes para determinados deportes como la altura, la envergadura, la localización del centro de gravedad, la longitud de los brazos, el tamaño del pie, etc.
- INVULNERABLE A LAS LESIONES: por descontado éste es un pilar fundamental que muchas veces no se tiene en cuenta a la hora de rediseñar los objetivos deportivos. La carrera de los deportistas vulnerables a las lesiones es una continua intermitencia en el rendimiento, y una alusión continua a la mala suerte, que acaba con la retirada prematura y la frustración más absoluta.
- VISIÓN DE JUEGO O “INTELIGENCIA DEPORTIVA”: lo que se llamaría en el fútbol “inteligencia futbolística”, es decir: la facilidad para analizar la información del juego en muy poco tiempo y tomar decisiones rápidas y adecuadas. También ser incluye aquí la facilidad para aprender el deporte.
- PSICOLOGÍA DEPORTIVA: rendir de forma óptima en cada una de las variables psico-deportivas en todos los momentos que componen la carrera deportiva: entrenamientos, momentos claves de los partidos, análisis postpartidos, periodos de lesiones, cambios de entrenador, cambios de posición en el campo, cambios de equipo, resolución y superación de crisis, problemas personales, etc. La variables psicodeportivas básicas son, como ya vimos en com: motivación, autoconfianza, atención , concentración y autocontrol
- PERSONALIDAD: este pilar, fundamental, se suele minusvalorar a la hora de afrontar una preparación de alto rendimiento deportivo. Tradicionalmente se ha simplificado el abordaje de las debilidades de la personalidad del deportista, basándolo en una mera falta de actitud que se resolvería fácilmente insistiendo en la motivación y en “la garra” que debe tener todo deportista. No es tan fácil, se trata de modificar aspectos de la personalidad de un individuo que supone un lastre en su rendimiento deportivo y esto sólo está cualificado para hacerlo de forma eficaz un psicólogo deportivo.
Aunque la psicología deportiva trabaja la personalidad, nos estamos refiriendo más bien a ¿cómo es el deportista sin el deporte? Un deportista, como cualquier persona, puede tener complejos, baja autoestima, inseguridad, inmadurez, falta de autodisciplina y cualquiera de las tres respuestas al estrés: ansiedad, agresividad o depresión. Ninguno de estos aspectos son compatibles con el alto rendimiento deportivo y se deben abordar y nunca negarlos insistiendo en conseguir el objetivo deportivo a pesar de no optimizar los 7 pilares.
De los 7 pilares es la personalidad la que más va a condicionar el futuro tras la carrera deportiva y debe trabajarse. Muchas veces, debilidades graves de la personalidad de unos deportistas no se ponen en juego en el deporte (ej. una gran introversión en un deporte individual puede no afectar al rendimiento) pero son decisivas en la vida real a la hora de tener un óptimo desarrollo laboral tras el deporte.
Insistimos un deportista de alto rendimiento debe cumplir con la excelencia en los 7 pilares, si uno falla ése será el origen de todos sus males.
¿Cuál es tu valoración en cada uno de estos 7 pilares? ¿Cuál es tu fortaleza y cuál es tu debilidad? ¿Qué haces para afrontar ese pilar deficitario?
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José Ángel Caperán
Psicólogo deportivo
futboldecabeza.com
deportedecabeza.com
(*)Nota informativa: los artículos de futboldecabeza.com y deportedecabeza.com no son artículos científicos, exponen las opiniones de profesionales de la psicología del deporte y el coaching deportivo que conforman el equipo técnico de ambas webs en base a su experiencia y trayectoria
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