Un principio psicológico básico que siempre ha estado presente en la relación entre la prensa, los aficionados y el comportamiento de los jugadores ha sido la Profecía Autocumplida o efecto Pigmalión.
¿Qué es la Profecía Autocumplida? La forma en que una creencia errónea sobre uno mismo o sobre otra persona acaba por hacerse realidad en su comportamiento. Si la prensa tiende a etiquetar a un jugador como violento, y esta creencia se exagera y se difunde entre los aficionados, el jugador puede llegar a asumir este comportamiento porque cree que, haga lo que haga, siempre se le va a colgar el sambenito de violento o conflictivo. Y el jugador acaba por convertirse en violento.
Muchos han sido los jugadores que han sido susceptibles a este tipo de influencia psicológica llegando a asumir roles muy definitorios:
Si se exagera y se promocionan varios comportamientos de respeto y admiración al rival el jugador acabará asumiendo el rol de jugador deportivo y de fair play.
Si se exagera y se promocionan varios comportamientos agresivos en el campo el jugador acabará asumiendo el rol de jugador bruto y belicoso.
A fuerza de repetir una creencia falsa o exagerada ésta acabará por ser realidad si el jugador no se mantiene al margen de estos juicios de valor.
Esta tendencia a transformar conductas en roles, comportamientos aislados en personajes, es la misma que demoniza a determinados jugadores y a otros los ensalza artificialmente.
¿Conocéis a jugadores demonizados? ¿Y a jugadores angelizados?
José Ángel Caperán
futboldecabeza.com
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