Mantener la misma intensidad de concentración durante 90 minutos es imposible. Cada vez más los entrenadores buscan que sus jugadores reduzcan sus lagunas de concentración apuntalándola mediante pequeñas variaciones que obliguen al jugador a no bajar el pie del acelerador. Ya sea con un cambio de posición a lo largo del partido, un cambio en el tono y contenido de las instrucciones que envía desde la banda o el uso de jugadas ensayadas en determinados momentos del partido.
Las casas de apuestas deportivas realizan estudios estadísticos donde muestran que los goles se suelen marcar entre el minuto 15 y el 40 y entre el minuto 60 y 85. Por lo tanto existe un nivel de concentración más bajo, quizá una puesta en acción más “escalonada” que “inmediata”, entre el minuto 1 y el 15, como si los jugadores se tomaran tiempo para entrar en el ritmo del partido. Así un gol en los primeros 10 minutos del partido trastoca completamente los planes del equipo contrario durante al menos otros 10 minutos y es más probable que encaje el 2º en esos minutos en lugar de empatar.
En esto es importante fijarse en el boxeo o el tenis: en el momento que un gancho de derecha hace desplazarse hacia atrás al rival es el tiempo de no parar y buscar el noqueo; igual que el jugador de tenis que acaba de hacer un saque directo debe ir rápidamente al otro lado de saque antes de que el rival se recomponga mentalmente del punto perdido, no darle tiempo.
Los grandes equipos, obligados siempre a ganar, cuando llegan los últimos 5 minutos del partido incrementan notablemente su grado de concentración y multiplican su peligrosidad pues el equipo contrario baja sensiblemente la concentración bien por cansancio mental o por repartir su atención entre el partido y el resultado que celebrarán al finalizarlo. Un equipo grande que vaya empatado con un equipo de menos nivel, no se ha de parar un segundo a pensar en “qué pasa si perdemos este partido” por lo tanto están 100% concentrados en ganar en los pocos minutos que quedan. Como si fuera un partido de 5 minutos o una prórroga.
Si, además, estos jugadores han vivido experiencias muy estresantes, como ganar un partido del máximo nivel de responsabilidad y dificultad, por ejemplo una eliminatoria en un mundial o una final de europea, ganada en el último suspiro de una prórroga o en el último penalti, puede llegar a pensar que 5 minutos son aún mucho tiempo para marcar.
¿En qué momentos del partido tenéis las mayores bajadas de rendimiento?
José Ángel Caperán
futboldecabeza.com
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