Quiero entrenar con un psicólogo deportivo

¿Y los partidos que se pierden en los últimos minutos?

article-2326729-001B313800000258-616_634x38826 de mayo de 1999. Estadio Nou Camp de Barcelona. Final de la UEFA Champions League. El Bayern de Múnich ganaba por uno a cero al Manchester United desde el minuto 5 de partido. Marcó Mario Basler. Cuando ya se cumplía el minuto 90, córner a favor de los ingleses. Gol de Terry Sheringham. Sacan los alemanes. Casi  todo el mundo cree que se jugará la prórroga, pero marca Solskjaer para los ingleses. Minuto 93. Después de estar ganando durante 85 minutos, el Bayern pierde el título de la Liga de Campeones en un suspiro, cuando ya casi lo tocaban con las manos.

Este es un gran ejemplo (quizás el más sonado) de la importancia de manejar adecuadamente lo que ocurre en los instantes finales de los encuentros. Muchos resultados cambian en los últimos minutos de partido. En un corto periodo de tiempo ocurren frecuentemente más cosas que en el resto de los noventa minutos de encuentro. ¿Cuántos partidos de mundiales, competiciones europeas o promociones a distintas categorías cambian el resultado en los últimos minutos del partido? ¿Cuántos partidos que parecían estar ganados se pierden en apenas unos instantes? O al revés…

La necesidad marcada por los objetivos bien planteados orienta hacia la acción. Esto ocurre porque cuando existe el gran interés por lograr algo importante, los esfuerzos se multiplican: la motivación está muy alta (¿con la orientación motivacional adecuada?) y, si el equipo tiene también la autoconfianza alta, hará lo imposible por tener éxito en los últimos instantes de un partido. Pero, ¿qué pasa con el equipo que está muy cerca de lograr un triunfo y “sólo” tiene que defender un resultado? ¿Qué ocurre cuando aparece el “miedo a perder”?

Ciertamente, cada partido es distinto, con circunstancias particulares a analizar, y cada jugador tiene sus propias estrategias de funcionamiento que le ayudan a funcionar bien (o no tan bien) en momentos intensos mentalmente como esos decisivos momentos finales. No obstante a eso, existen, al menos, cuatro aspectos a tener en cuenta que son claves para rendir bien en momentos como esos:

-        Tener claro qué hacer y de qué manera (es decir, plantear adecuadamente los objetivos y qué tareas sirven par alcanzarlos): cada vez más los entrenadores son capaces de definir la manera de jugar (dejando más o menos creatividad al jugador) en distintos momentos del juego. Es el momento de recordar qué hacer en esta situación y fortalecer la autoconfianza es esas acciones recordando lo que se sabe funciona. Definir claramente qué se puede hacer, entrenarlo y confiar en ello es clave para rendir al máximo en esos momentos.

-        Preparar estrategias de autorregulación: cada jugador, cada equipo tiene un estado óptimo donde funciona a su máximo nivel. Estrategias que aumentan o disminuyen el nivel de activación, incluso alguna acción del juego preparada para “reconectarse” al partido en un momento dado, manejar adecuadamente el estrés o el enfoque motivacional… son fundamentales (adaptadas a cada jugador/equipo) para dar el 100% en esos decisivos instantes.

-        Anticipar posibles dificultades: tener soluciones a los “problemas” fortalece la autoconfianza y regula las variables psicológicas relacionadas con el alto rendimiento. Saber qué y cómo hacerlo cuando surge una dificultad (relacionada con el juego, laguna “mental”…)… es clave (y además entrenable) para esos importantes momentos.

-        Mantener mensajes adecuados: el qué se dice y cómo se dice fomenta que se mantenga la ilusión por lograr algo importante o se genere miedo a perder algo, por ejemplo. Mensajes orientados hacia la acción, que mantengan en la mente aquello que se puede hacer para lograr el éxito, frases propias del equipo que recuerden aspectos importantes… tienen que ver con el tener ideas propias, lanzadas como mensajes de “equipo” o para cada jugador, que regulan el funcionamiento buscando el óptimo rendimiento.

Al final, lo realmente importante para rendir al máximo en un partido de fútbol es alcanzar lo que llamamos el estado óptimo de funcionamiento. Es decir, que cada jugador y el equipo rinda a su máximo nivel de ese momento. Estos cuatro aspectos que comentamos en este artículo son claves para que esto sea así en los momentos finales de los partidos. Pero para poder ejecutarlos adecuadamente, es necesario entrenarlos bien (como cualquier otro aspecto relacionado con el juego). Cada vez más, entrenadores de distintos niveles trabajan (a través de diferentes vías) cómo gestionar bien momentos psicológicamente intensos de los partidos por medio de tareas específicas en los entrenamientos, manejo del grupo/entorno  o un entrenamiento más individualizado (por ejemplo con la ayuda del psicólogo del deporte), entre otras cuestiones.

Es un trabajo individualizado, para cada grupo, cada jugador, adaptado a cada circunstancia y que resulta clave sobre todo en momentos críticos como los últimos minutos de un partido importante.

David Peris Delcampo, agosto de 2014

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