La atención es al rendimiento deportivo lo que el punto de mira para un tirador. Sin embargo, los futbolistas no suelen ver la atención como algo que se pueda entrenar, sino como un factor prácticamente inconsciente que es difícil modificar.
La atención se puede y se debe entrenar. Imaginemos que la atención es un cañón y, hacia donde lo apuntamos, es hacia lo que tenemos que dirigir toda nuestra munición, es decir, concentración. La atención se aprende a dirigir y la concentración se aprende a incrementar su intensidad.
Para aprender a dirigir y administrar correctamente la atención debemos tener en cuenta dos variables muy importantes: el marco temporal (pasado, presente o futuro) y, por supuesto, el número de elementos a atender.
Si queremos tener un rendimiento excelente en un movimiento técnico la atención debe ir dirigida hacia el presente y, además, únicamente hacia los elementos que afectan a esa jugada: la posición del cuerpo, del balón, del rival y el lugar donde la lanzar la pelota.
Todo lo que nos digan, todo lo que nos digamos a nosotros mismos, todo lo que recordemos, en definitiva, todo aquello hacia lo que dirijamos nuestra atención, afectará a nuestro físico (respiración y tensión muscular) y, por lo tanto, a nuestra técnica y a nuestra toma de decisiones y, por consiguiente, a nuestro resultado.
Fallaremos si la atención va dirigida al pasado o si va al futuro y, además, hacia experiencias negativas. Por ejemplo, hacia el pasado: ojalá no me pase lo mismo que antes. O si va al futuro, por ejemplo: si fallo este penalti nos abuchearán cuando lleguemos a casa.
Fallaremos si la atención va dirigida a elementos que no están incluidos en el buen hacer del futbolista en esa jugada. Por ejemplo: el árbitro, el entrenador, los padres, el marcador, los cánticos del público, las provocaciones del portero cuando le voy a lanzar un penalti, etc.
Un jugador que logre manejar con soltura y estrategia su foco de atención incrementará significativamente su rendimiento tanto técnico como físico.
¿Cómo incrementaría su rendimiento físico? Precisamente, si el jugador siente dolor o fatiga, no debe dirigir su atención hacia sí mismo pues incrementará ese malestar, sino que dirigirá su atención hacia fuera de sí, hacia los rivales, hacia los compañeros, hacia el balón y hacia la zona donde pretende dar el pase o tirar. Sobre ellos, se concentrará de manera que todos estos estímulos, hacia los que atender, acaben solapando el dolor y la fatiga como una especie de anestesia temporal.
El entrenamiento de la atención es básico para enlazar el entrenamiento psicológico con el entrenamiento técnico, táctico y físico.
Los problemas en el manejo de la atención son la base de muchos fracasos deportivos que no se han abordado de una forma eficaz mediante entrenamiento psicológico-deportivo.
¿Te apuntas a entrenar tu atención e incrementar tu rendimiento?
José Ángel Caperán
Psicólogo deportivo
futboldecabeza.com
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