Quiero entrenar con un psicólogo deportivo

Requisitos psicológicos para ser un buen jugador de fútbol (I). La motivación

imagesLos cazatalentos se fijan en: la técnica, la visión de juego (inteligencia futbolística) y las capacidades físicas como la velocidad y la fuerza.

Sin embargo, estos factores no sirven de nada si no están sujetos al tipo de personalidad y el comportamiento del futbolista. Si sólo trabajamos estos aspectos (técnica, juego, velocidad o fuerza) es como si nos compráramos un Ferrari sin tener un buen piloto que le pueda sacar el máximo partido.

Sólo nos tenemos que dar un paseo por los historiales de los equipos de categorías menores para conocer cientos de nombres de jugadores con grandes cualidades, Fórmulas 1, pero que para nada sabían “pilotarse” a sí mismos y nunca dieron EL SALTO.

Sabiendo esto… ¿Qué otros requisitos, además de las cualidades físicas y técnicas, debe tener el jugador de fútbol?

El jugador debe formarse específicamente en: motivación, autoconfianza, autocontrol, atención y concentración.

Esta semana empezaremos con la Motivación:

El psicólogo deportivo trabaja con el jugador o el entrenador, o ambos a la vez, determinando claramente los objetivos presentes y futuros a corto, medio y largo plazo. Por otro lado, aclara los motivos que tiene el jugador para lograrlos. Y, finalmente, la capacidad real que tiene el futbolista para conseguirlo.

Al contrario que las capacidades físicas o el talento, la parte psicólogica no tiene límite de desarrollo y depende al 100% del jugador, no de su genética. Eso sí, depende de su apertura al aprendizaje y el compromiso con el plan de trabajo.

La competitividad y el autocontrol no son genéticas, se hacen, se educan por profesionales de la psicología deportiva (a pesar de que tradicionalmente se solía sustituir esta parte del rendimiento deportivo con la alusión de los entrenadores, o los padres, a las “agallas” del futbolista y poco más). Por ejemplo: echarle “bemoles” no es una instrucción psicológica válida. ¿Por qué?

Porque así lo único que conseguimos en incrementar la agresividad del futbolista, que es adecuada cuando el jugador está poco activado o demasiado pasivo en el campo, lo que es muy poco probable si estamos hablando de un jugador que intenta dar el máximo. El nerviosismo muchas veces se enmascara bajo una apariencia de dejadez o pasotismo.

Es más, cuando un jugador, que ya está muy activado por el nerviosismo que tiene (se perciba o no a simple vista desde fuera), incrementa la agresividad, lo que suele conseguir es un bloqueo muscular y un aumento de la fatiga; incrementado el número de errores y cayendo en una espiral de ansiedad de la que es difícil salir durante el partido y acaba en el banquillo, con una tarjeta roja o lesionado.

El primer paso en el entrenamiento psicológico de un futbolista es aprender a establecer objetivos partido a partido (siempre condicionados a las últimas actuaciones) y manejar los intereses que mueven a ese jugador a querer lograrlos. ¿Por qué? Los motivos que tiene un jugador para superar el sufrimiento, físico y psicológico, en un partido o en una lesión, deben ser más poderosos que la dificultad de los objetivos. Así el psicólogo deportivo enseña al jugador a actualizar en su memoria dichos intereses durante los momentos más críticos del partido donde el cuerpo le pide rendirse, le atenazan los nervios, los miedos, y bajar la atención.

Coméntanos:

¿Tu motivación es mayor que la dificultad de tus objetivos?

¿Cuál es tu punto débil para lograrlos? ¿Es físico, técnico, estratégico o psicológico?

José Ángel Caperán

Psicólogo deportivo

futboldecabeza.com

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